Propósito al inicio de un nuevo año: ¡Educar para cambiar!

Cada año nuevo tenemos por costumbre plantearnos nuevos retos, consiente o inconscientemente hacemos un análisis del pasado y de lo que deseamos de nuestro futuro, de lo que nos hizo daño o no nos agradó y queremos evitar o inclusive de lo que no logramos y deseamos obtener.

Preguntas como:

¿Qué tengo hasta ahora?

¿Qué quiero cambiar?

¿Qué he hecho?

¿Qué puedo hacer para lograrlo?

Son las que abundan por estos días, pretendiendo que un “enero” llegue a nosotros con un cambio de aire y que este cambio dure todo el año y mucho más, que perdure.

En general, de forma categóricamente planteamos un arranque, tenemos una visión, metas, objetivos y planes. La mayoría, podría decirse son proyectos individuales, algunos familiares, y otros sociales, pero sin duda, estos retos, para que sean realidad requieren un cambio de ACTITUD, cambio que nace desde dentro de cada uno.

Quiero compartirles mi propósito con la esperanza que también sea el de cada uno de ustedes, los que vivimos en el país:

 

¡Una Costa Rica libre de contaminación!

¡Una Costa Rica limpia para nuestros hijos y nietos!

Pero….acompáñenme a revisar por qué es prioritario que este propósito sea el de todos.

¿Qué tenemos? (Léase: nuestra realidad)

Recordemos esta imagen.

 

Foto del 15 de abril de 2015 en La Nación. Campaña Preserve Planet en ruta 27

 

Así se representaban los 3.500 envases (55metros cúbicos de plástico) que en promedio utiliza una familia tica de 4 a 5 miembros, durante un año. Según datos de 2015. Es decir, unos 622 millones de botellas de plástico al año y lamentablemente solo el 15% son reciclados, los restantes 560 millones se vierten como basura.

En el país se han hecho grandes debates desde hace años, donde han participado gobierno y sector público, por ejemplo:

La Dra. Silvia Soto, ingeniera ambiental y profesora del Instituto Tecnológico de Costa Rica, manifestó en un foro organizado por la Escuela de Salud Pública de la U.C.R., en 2011, que nuestro país tiene un serio problema de gestión en relación con el origen, la recolección, el transporte y el tratamiento de los residuos sólidos. La Dra. Soto comentó que según estudios realizados “el tico produce entre 0.6 y 1.1 kilos de basura por día y no separa residuos en la fuente de origen, la recolección y transporte de los residuos no siguen criterios técnicos, sino que se guían por la costumbre y además los camiones recolectores no están diseñados para una recolección apropiada”. Entre las múltiples posturas en dicho Foro y la participación de importantes organizaciones, la conclusión fue categórica: la gestión integral de residuos sólidos es un asunto social y político.

Se ha determinado que el 25% de los desechos del país va a dar a los ríos, lotes baldíos, calles públicas, y la capacidad de recolección del sector público y privado es de 75%

Más de la mitad de los residuos producidos en hogares son biodegradables, pero no son separados adecuadamente de los residuos revalorizables (o reciclables). Y a nivel gubernamental, los programas municipales solo reciclan el 2% del total de residuos del país

 

Complejo horizonte si pensamos que la responsabilidad del manejo de residuos solo depende de políticas y planes de ejecución del gobierno central y de las municipalidades.

Según datos del Ministerio de Salud, en 2016 Costa Rica consume 110 toneladas de Plástico al día y la mayoría de estos solo tuvieron un uso.

Podemos agregar a esta “ecuación” la posición del sector productor de plástico del país. Marco Luconi, presidente de la Junta Directiva de la Asociación Costarricense de la industria del Plástico (Aciplast) dijo en una entrevista a Nacion.com que “… La sustitución del plástico como material de empaque y de consumo implica que ese nuevo material que usted va a utilizar va a ser el nuevo problema ambiental, porque el problema de fondo no está resuelto, que es la disposición. ´En la Cámara impulsamos los programas de reciclaje, para mitigar las implicaciones del impacto ambiental del consumo humano, que al final no importa si es plástico, vidrio, lata: hay un impacto ambiental, no existe el impacto cero.´.”

Sin embargo, la Asociación Costarricense de la Industria del Plástico (ACIPLAST), indica que “Todo el plástico es reciclable y estos son materiales valorizables, incluso los removedores de café y las pajillas”, según ellos el problema del exceso de residuos es: “Por la falta de mecanismos efectivos de reciclaje, se desestimula la acción de separar los residuos en los hogares y terminamos enterrando plata y oportunidades de empleo en los rellenos sanitarios del país”. Evidentemente ellos, como gremio, no buscan necesariamente desestimular el uso del plástico, sino reciclar más.

Si vemos las cifras del consumo de plástico en Costa Rica entre 2011 y 2017, lejos de haber disminuido, han aumentado muy a pesar de las iniciativas que han surgido por parte del gobierno y del sector privado.

En síntesis, los responsables de la producción y comercialización de productos plásticos y el manejo de las basuras en el país tienen sus puntos de vista. Y a pesar de las diversas iniciativas, el problema de residuos contaminantes persiste.

Veamos ahora una oportunidad para solucionar lo que hasta ahora no hemos podido.

Todos hemos escuchado o leído a cerca de la Regla de las Tres Erres, o Las tres erres de la Ecología, propuesta de hábitos de consumo promovida ampliamente por la organización GreenPeace y que pretende un “consumo responsable” pero se centra en buscar estrategias para el manejo de residuos:

1.- Reducir

2.- Reutilizar

3.- Reciclar

Excelente iniciativa. Lógica y fácil de entender. ¿Pero que tan fácil de aplicar?

Mi opinión es que falta una cuarta erre; tan importante o más que las tres anteriores:

4.- Reeducar

Sí, definitivo. La cuarta Erre haría que las tres anteriores sean exitosas. Reeducar en el hogar, en el trabajo, y a las nuevas generaciones, a los futuros agentes de cambio: a nuestros hijos y a nuestros estudiantes. 

Ellos serán sin duda los que efectúen este cambio, harán realidad el propósito de cada año nuevo, y básicamente porque estos jóvenes pasarán pronto de las aulas a las empresas, a la vida pública, a la vida social y a la vida familiar. Pero, ¿dónde está esa fortaleza?

En las últimas dos décadas, los estudiantes que finalizaban sus estudios de colegio como requisito para ingresar a la Universidad pasaron del 11% al 15%.  Y en ese mismo periodo, se elevó del 10% al 21% la población menor de 24 años que logró finalizar estudios superiores. Según el Informe del Estado de la Nación 2017, la matricula en el sistema universitario público pasó de 60.960 estudiantes en 2000 a 104.045 en 2016 y aunque no ha habido claridad sobre la cifra de estudiantes en universidades privadas, ni una estadística confiable debido a que los datos tratan de sobreestimar dicha población, con mediana certeza se pueden calcular que de 98.000 estudiantes en 2007 y 107.000 en 2010, en 2016 tendríamos una cifra bastante conservadora de unos aproximados de 211.000 estudiantes universitarios. Todas las instituciones de educación superior otorgaron 46.195 diplomas en 2016. 

Sin contar con los jóvenes que cursan niveles básicos y colegio que en el sector público para el 2016 son alrededor de 1`086.772.

Para una población total en el país de 4.890.379 habitantes, según el compendio de Indicadores sociales del Estado de la Nación 2017, esto significa que el 26.5% de la población está en las aulas y un 4.3% en universidades.

Finalmente,

¿Qué podemos hacer?

Tenemos un “ejercito” de estudiantes. Eso es lo que nos distingue de otros países. En algún punto de la historia, Costa Rica apostó por la educación y no por la guerra. Aprovechemos este gran recurso para hacer de Costa Rica un mejor país, un país libre de contaminación, amigable y sostenible.

Escuelas, colegios, universidades: todos tenemos la oportunidad de sembrar el futuro de nuestro país. Reeducar para no producir contaminación, no comercializarla y no consumirla.  La solución no está necesariamente en procesar más y reciclar más, está en no producirla y no consumirla. Encontrar alternativas amigables con el ambiente en procesos industriales y administrativos, soluciones con materiales de empaque ecológicos, sistemas de transporte óptimos, etcétera, serán los proyectos hechos realidad de nuestros estudiantes para tener un mejor país y un mejor futuro.

 

¡La educación es el cambio!

 

Ing. Ricardo Medina Piedrahita, MBA

Director Académico Escuela de Ingeniería Industrial

Universidad Politécnica Internacional

ricardo.medina@upolitecnica.cr